El estudio de la actividad microbiana a bordo de la Estación Espacial Internacional, y anteriormente en la extinta estación espacial Mir, es importante para prever qué microrganismos  pueden multiplicarse en naves espaciales tripuladas en futuros viajes de larga duración  a otros planetas, por la obvia incidencia que ello puede tener en la salud de los astronautas viviendo en dicho ambiente cerrado….


….en el cual tanto el agua como el aire se reciclan, existiendo, además, algunos problemas ambientales en el interior de los vehículos espaciales, como la condensación del agua, que por el efecto de la microgravedad, las gotitas en suspensión, al contrario que en la Tierra,  pueden llegar a fusionarse en algunos recovecos de la nave (en paneles de servicio, etc.) formando esferas de agua flotantes de diversos tamaños: desde el de una canica, hasta el de un balón de baloncesto (de este último tamaño se produjo en una ocasión en la estación espacial Mir. El análisis microbiano de dicha agua en suspensión ha dado como resultado el hallazgo en la misma de varias especies bacterianas, hongos, algún protozoo, ácaros del polvo, espiroquetas, etc.

Esto no sólo puede afectar a la salud de los astronautas, sino también a la integridad de los materiales del vehículo espacial, pues las bacterias anidan, por ejemplo, en las uniones de goma de las ventanas, degradando a largo plazo la goma; también crecen en los aislantes de los cables de cobre y de otros cables, en los componentes de los trajes espaciales, en las tuberías, en los componentes de telecomunicaciones, etc., como comprobó  Andrew Steele del Instituto Carnegie de Washington en colaboración con otros investigadores del Centro Marshall para Vuelos Espaciales, en Huntsville, Alabama.

Para más detalles, adjunto el enlace a la noticia:

http://ciencia.nasa.gov/science-at-nasa/2007/11may_locad3/