Ana Caravaca Caballero, directora ejecutiva de la Revista de urgencias ,emergencias y catástrofes de la USEM (Unión de Sociedades de Emergencias) plantea en el editorial del último número de la revista (enero-marzo 2010) la desigualdad ante la asistencia sanitaria urgente en tierra y en vuelos comerciales. Se pregunta por qué no se usan los DEA (desfibriladores semiautomáticos) en nuestros aviones, y por qué no se refuerza la asistencia médica en los vuelos con sistemas eficaces de telemedicina…
Dado el incremento en el número de pasajeros de avión y la cantidad de horas que nos pasamos volando en un medio inhóspito (a grandes alturas alejados de cualquier hospital) , a nadie se le escapa la importancia que tiene este tema. Termina concluyendo: «Deberíamos exigir con el precio de nuestro billete, además de una serie de comodidades y un catering, un derecho tan básico como la seguridad de que alguien, aunque sea desde tierra, vele por nuestra salud»
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Asistencia sanitaria sí, pero también en el aire, por favor
A. Caravaca Caballero
Revista «Puesta al día en urgencias,emergencias y catástrofes»
USEM / Vol 10, nº1 (enero-marzo 2010)
Los comentarios en el editorial de la revista de la USEM me parecen muy adecuados. En una sociedad cada vez con mas servicios, con mas conocimientos de la poblacion general, con mas viajeros y con mas demandas por su parte, no solo debiera ser obligado llevar un DESA en los aviones con ciero numero de pasajeros y cierta duracion del vuelo (eso sería lo más fácil y barato), sino también un médico que además de saber utilizarlo (algo para lo que no se necesita ser médico) también sepa que hacer después de haber recuperado al paciente, como estabilizarlo, mantenerlo y monitorizarlo (algo que es bastante más difícil y necesita de un médico).
Quizás la USEM (y la S.E.M.A.) pudieran constituir un «lobby» que presione a las autoridades gubernamentales y líneas aéreas para que los aviones lleven un médico y el correspondiente equipo de emergencia.